Antes del nacimiento de la industria frigorífica actual, el aprovechamiento del frío natural favoreció el desarrollo del comercio de la nieve que tuvo el máximo esplendor entre los siglos XVII y XIX. Recoger nieve durante el invierno, conservarla durante la primavera y transportarla para la venta y el consumo en verano forman el ciclo de una actividad protagonizada por jornaleros, arrieros y hombres de negocios que la tecnología hizo desaparecer a finales del siglo XIX y principios del XX.
A pesar de eso, el legado de esta actividad económica fundamental para muchos pueblos de montaña durante la época aún pervive en forma de topónimos (como el Alto de La Cava), de senderos y, sobre todo, de restos de grandes depósitos habilitados para almacenar la nieve llamados pozos de nieve, neveras o cavas. Estas construcciones forman el principal vestigio arquitectónico civil en toda la sierra de Mariola y particularizan paisajes por su monumentalidad y por el número elevado de ejemplares que aún se conservan.
Puedes empezar la ruta desde el santuario de Agres. Ahí encontrarás una área recreativa, con mesas, agua bien fresquita de montaña y una zona de parking donde poder estacionar tu vehículo antes de iniciar el descenso.
A lo largo de esta ruta se enlazan más de quince elementos naturales y monumentales relacionados con el antiguo comercio de la nieve con algunas de las cavas más emblemáticas como la Cava Gran.
Si fe fijas, durante todo el camino encontrarás distintas plantas aromáticas y medicinales, muy típicas de la zona, como la salvia y la lavanda.