De los tres lavaderos que existen en la localidad, hoy en día todavía se encuentran en muy buen estado dos en la parte antigua de Agullent. Al lavadero de arriba, se llega dando un paseo desde la Font Jordana, siguiendo el camino de la acequia. Allí una inmensa techumbre regala sombra y descanso a quien quiera parar a escuchar el sonido del agua.
Discreto en proporciones, el “Llavador d’Enmig” es uno de esos rincones modestos de tamaño, pero con una especial armonía que sólo es posible generar a través de ingredientes naturales, como son el agua, la piedra y la luz. La piedra desgastada hace memoria de las manos femeninas que entre sabanas y jabones pasaban allí media mañana.
El agua de la Font Jordana brota por diversos puntos del centro histórico, como en la Fuente del Convento. El agua risueña, pasa por el subsuelo de algunas antiguas viviendas, que todavía mantienen lavadores particulares. Después el agua se marcha hacia la red de riego, que recientemente se ha comenzado a recuperar.